domingo, 11 de mayo de 2014

Jorge P. Guillén


Jorge P. Guillén (Distrito Federal, 7 de Abril de 1963). Ha publicado en la extinta revista El Cuento, revista de Imaginación, editada y publicada por don Edmundo Valadez, en cuyo consejo editorial llegaron a estar escritores de la talla de Eraclio Zepeda y Juan Rulfo. Recientemente una de sus historias ha sido escogida por Alfonso Pedraza para la antología Minificcionistas del Cuento, Revista de Imaginación (Ficticia Editorial 2014). Su texto “El Hambriento” aparece en el libro Español Tercer Grado (Editorial Santillana). Jorge vive en Canadá desde hace 25 años, se desempeña como Administrador de Sistemas, es casado y tiene dos hijas y una hermosa nieta. Su mejor obra fue conquistar a su mujer haciéndole creer que era escritor.



Ejercicio

El maestro se sentó a describir su viaje final. En una hoja blanca las letras empezaron a ordenarse de tal forma que no quedara nada al azar. Letra tras letra símbolo tras símbolo el viaje empezó a tomar forma. En una sola línea se escribió su traje de astronauta, en otra su nave submarina, en otra las cartografías estelares y en otra los recuerdos para llevárselos consigo. Escribió el paisaje que vería desde la escotilla de vidrio, los animales fantásticos y míticos y por fin decidió emprender el último de todos los viajes.
Puso punto final a la hoja y el manantial de sus lágrimas tomo el pliego aquel y como un barquito de papel lo empezó a llevar lejos para siempre jamás.


Sueños

En su sueño de autómata el robot soñaba con llegar a ser humano, formar una familia, tener un trabajo y ganar dinero para poder ir de vacaciones. En ese sueño de transistores también soñaba con libre albedrío y con situaciones menos repetitivas. Tanta ilusión lo hizo acercarse al humano y mientras dormía comenzó a llorar de la emoción, por la mañana al tratar de abrir los ojos no pudo, estos se le habían oxidado.


Un Angelito

Al caminar por la calle la gente lo veía como si estuviese enfermo de algo terrible y contagioso, no era en realidad una enfermedad sino un defecto y él no podía hacer nada al respecto. Sus padres lo habían entregado al orfanato por lo mismo y él estaba acostumbrado a que la gente le rehuyera tan pronto como el sol salía, era una cosa rara, pero él se había acostumbrado a que las circunstancias fueran de esa manera. Mejor eso que la solución que habían tramado en el orfanato de los curas que consistió primero en un exorcismo y luego en mutilar partes de su cuerpo para “curarlo”. Aceptó el exorcismo de buena gana, pero cuando los azotes se intensificaron y los curas empezaron a desnudarse lo embargó la preocupación y cuando oyó entre el cuchicheo de los curas la idea vaga pero terminante de que había que cercenar miembros se fingió poseído por el maléfico y empezó a decir sandeces y malas palabras de tal forma que lo dejaron solo por un rato, tiempo que aprovechó para deshacer como pudiera los nudos de las sogas que ataban su manos y pies, se incorporó y abrió la ventana, extendió sus alas y voló lejos de ahí.


La vida está llena de decisiones

Me quedo viéndola con tanto aprecio, es preciosa, si se le mira detenidamente es preciosa.
Quieta descansa sobre la franela roja conque me la han entregado, resignada a su suerte. Quisiera tocarla pero me da temor, siempre siento como que me arenga a poseerla, es tan perfecta y  sedienta.
En mi regazo se ve pequeña, casi indefensa, como de cristal cortado,  lo único que muestra su condición es el nombre que la designa, sino fuera porque es totalmente fría y carente de sentimientos sería tan perfecta, no me aterraría tanto la idea de sentir que la abandono y permanezco indiferente a lo que el creador tenía en mente para ella.
Al fin no puedo más y la acaricio. La llevo hasta mi boca y entonces la veo de cerca, bruñida y metálica, la siento helada y en un segundo sé que mis ansiedades  también se han agotado. Lo último que veo es un chispazo de luz y apenas alcanzo a percibir el estruendo.
Tú que lees esto debes decidir si la pistola ha quedado en mi regazo o ha caído al piso.



*Textos cortesía del autor.

No hay comentarios: