Originario de Xicotepec de
Juárez, Puebla. Ha participado en talleres organizados por la Sociedad General de
Escritores de México: “Sátira, Ironía y Humor en la Literatura”, curso a cargo
del Maestro Lazlo Moussong, “Taller de Creación Literaria” con el autor Mario
Islasáinz, “Taller de Novela Breve” impartido en el Complejo Cultural
Universitario de la Buap, es miembro fundador del Taller Literario Xicotepec.
Durante dos años llevó un taller sabatino al Centro Regional de Readaptación
Social. Trabajos suyos fueron incluidos en la Antología de Cuento y Poesía de la Escuela de Escritores de Sogem,
Puebla. Entre otros medios ha publicado en la revista Pasto Verde, el suplemento cultural Río del periódico Intolerancia,
la revista Tierra adentro. Participó
en la antología Puebla Directo, quince
relatos de la ciudad, editada por el Instituto Municipal de Arte y Cultura.
Es autor de la colección de cuentos titulada Hallarás tus días. Su obra El
Ruido de Una Piedra obtuvo el primer lugar en el concurso de cuento Mujeres en vida organizado por el Centro
de Estudios de Género y la Facultad de Filosofía y Letras de la Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla.
Victorias inmortales
Aracné se tenía por la mejor
tejedora, no solo de la tierra sino también del cielo. Palas consideró tal
orgullo digno de pena y para mostrar el error elaboró una tela, tan espléndida
como amenazadora. En la obra aparecían castigos impuestos por los habitantes
del Olimpo a desgraciados humanos. Su adversaria tejió en respuesta otro
prodigio aún más impresionante donde enlistaba culpas de los altos dioses.
Sobrepujada, la Señora de la Guerra golpeó a la mujer y ésta corrió a
ahorcarse. Palas la condenó a vivir perpetuamente suspendida, deforme y
miserable. Pero el mayor triunfo de la artista sobre la deidad se dio cuando,
convertida ya en un diminuto monstruo de ocho patas, Aracné volvió a tejer.
De la perfección
Esculpió Pigmalión la figura de
una mujer, tal fue su arte que ningún defecto empañaba la obra. Extasiado por
la brevedad de aquella cintura, las curvas ceñidas de los muslos, la firmeza de
los pechos, la gracia del pelo cuya caída eternizaba el marfil, contempló, en
fin, la perfección y no pudo sino enamorarse. Llegadas las fiestas de la diosa
suplicó a Venus convirtiera su artificial doncella en una verdadera persona. En
ese momento los rizos de la escultura perdieron su rigidez y el viento les hizo
flotar despeinados, muy despeinados.
Diana al descubierto
No siempre la fiera Diana ha
dedicado todo el tiempo al ejercicio de la caza, causa tanto de su extrema
habilidad con el arco como de la firmeza de sus miembros. Hubo meses en que
prefería darse largos baños en una gruta, pasar las horas tumbada en compañía
de ninfas. En esos días, accidentalmente, un hombre tuvo la desgracia de
sorprenderla desnuda. Ella tomó las armas y por primera vez erró el tiro. El
joven fue metamorfoseado en ciervo. Algunos hallaron justo el castigo por estar
en proporción al pudor de la casta diosa. Mas ¿qué culpa hay en lo
involuntario? Confundidos, los perros desgarraron al amo. Acteón pereció
ignorando que todo era para evitar el escándalo de una palabra: celulitis.
Narradores
Como todas las mañanas sin
escuela, Ángel visitó a su tío para que le contara algo. Ese día lo acompañó
David. Hechas las presentaciones los niños se sentaron en el piso mientras el
comerciante usaba el banco alto. La historia tenía un laberinto, un monstruo
que comía doncellas y muchachos, un héroe malagradecido, un barco con velas
negras. A poco Daniel se unió al grupo, después Fermín, Isidro, Felipe… Cuando
terminaron las vacaciones el hombre de la tienda suspiró aliviado al ver su
mañana por fin dedicada a los clientes. Esa tarde llegó David, tomó el banco
alto indicando el suelo con la mano y empezó a contarle al tío de su amigo la
historia del minotauro.
Vano esfuerzo
Mi amigo el pacifista suele
quejarse de su hijo, pues éste ama la violencia pese a los muchos azotes que le
dio en su niñez para corregirlo.
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