César Navarrete Vázquez. Sus orígenes se remontan
al estado de Guerrero, al pueblo de Tlalchapa. Su tío abuelo fue el guerrillero
Genaro Vázquez Rojas. Estudió Ciencias de la Comunicación y es profesor
universitario. Su fascinación por otras culturas hizo que, desde muy joven, se
interesara por las lenguas; lo que a la postre lo convirtió en traductor
empírico de poesía —ha traducido directamente doce idiomas, y conformado
un par de antologías virtuales de poesía alemana y árabe—. Dicho interés le ha
llevado a más de veinte países y a devenir en fotógrafo, cronista de viaje,
etnomusicólogo y documentalista. De todo lo anterior, jamás recibió compensación
económica alguna. Está vinculado con la televisión cultural desde hace más de
diez años. Sin embargo, nunca ha permitido que su trabajo —lo que hace
para sobrevivir— se interponga con sus vocaciones tardías: la lectura, la
traducción y la escritura. Es enemigo de las becas y los premios. Escritor
de vena satírica, ha publicado dos libros: Poenimios (Tierra
Húmeda Editorial de Poesía, 2014) y Fábulas-o-heces (Edición
de autor, 2014). Administra los blogs: Palabras deviento (literatura y traducción) y Cuadernos de sal (viaje, fotografía y crónica).
De Fábulas-o-heces*
El hijo de la... cabra
Una cabra parió un
cabrito. Éste creció, y se convirtió en lo que tenía que ser.
Los armiños
[En una época en
que los reencuentros están de moda]
Hace tiempo
separaron a una familia de armiños. Más adelante, los miembros se
reencontraron... en un abrigo.
Y después
dicen que los reencuentros familiares no ponen la piel de gallina.
La tristeza de la paloma
Hay palomas, hembras
—y no miento, pregúntenle a un ornitólogo—, que no pueden poner huevos cuando
se sienten solas.
Mujeres,
aunque se sienten sobre mucho güevos, de todos modos se sentirán solas.
El linaje de la araña cangrejo australiana
Tras romper el
cascarón, las crías devoran a su madre —comienzan por las patas, succionándole
los jugos hasta desangrarla.
Yo conozco
a muchos hijos de la chingada que son así.
La hiena y el ser humano
Depravada y golosa, ama el fuerte sabor de las carnes pasadas
Juan José Arreola, Bestiario, Bestiario, La hiena.
—¿De qué te ríes
con semejante carcajada histérica, hiena?
—Me río tanto, humano idiota, de que supongas que me río.
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N. del A. Lo que los seres humanos denominan la «risa» de la hiena es un sonido
que este carnívoro emite ya cuando encontró alguna carroña —o alimento—, ya
cuando está en celo.
El escarabajo es-terco-lero,
lero...
siempre trabajo calladito, sin tratar de lucirme más
que por mis esfuerzos en llevar a cabo mi ruda tarea de estercolero
Godofredo Daireaux, Fábulas argentinas,
El escarabajo y el picaflor.
Un escarabajo
rueda la gran bola de estiércol con que agasajará y conquistará a su hembra: la
es-cara-baja.
Escribo
esto para quien me entiende: las mujeres casadas y las que no lo son.
El ser humano y la cucaracha
Un humano
amenazaba a un ortóptero mientras gritaba para hacerse notar: —¡Te aplastaré
como a una cucaracha! —Si te fijas bien, en realidad soy una cucaracha; por
tanto, si me aplastas, tendrás que hacerlo como a una.
El sapo literario
Un anuro voraz,
que tragaba luciérnagas luminosas, realizaba «actividades literarias» (e.
d. borracheras), durante las cuales sus contertulios alababan animosamente el
resplandor de su barriga.
Si les
apetece, bufónidos insaciables del submundo escritural, pueden engullir esta
fabulita para que sus prominentísimos abdómenes brillen lo que
no sus cabezas —preferente-mente— calvas.
La tortuga «Rheodytes Leukops»
¿Te sorprendes de
que la tortuga de la cuenca de Fitzroy respire por el recto, siendo que abundan
hombres —como tú, verbigracia— que piensan con el pito?
(Tal actitud
sorprendería aún más al mismísimo reptil.)
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N. del A. Este quelonio, descubierto apenas en 1980, se localiza únicamente en
Australia. Es famoso por su método de respiración: aspira el agua por medio del
ano, extrayendo el oxígeno de ésta y después la expele nuevamente.
La cucaracha descerebrada
«Está comprobado
científica/mente» —argumento indispensable para que muchas cabezas huecas
de esta época consientan o reprueban algo—, que la cucaracha vive hasta nueve
días sin cabeza, muriendo sólo porque no pueden comer.
¡El mundo
está lleno de gente que (sobre)vive sin cabeza no nueve días, sino toda una
vida! Dicho sea de paso, también «está comprobado».
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N. del A. Las cucarachas tienen el cerebro en el cuerpo, no en la cabeza.
De Agreguerías
El cabestrillo le
hace honores a la bandera.
Mascar chicle para
el mal aliento me sabe a cliché.
Los puentes
levadizos son los limpiaparabrisas del horizonte.
La cuchara es la
catapulta con que el niño hace papilla a sus enemigos.
La gelatina
comienza a temblar cuando ve acercarse al niño hambriento.
La sopa de letras
da la sensación de que uno se come sus propias palabras.
El chaleco fue
alguna vez un suéter al que torturaron en el potro de castigo.
El fumador se
convierte en su propio enterrador cuando llena su pipa con tabaco.
Al casado infiel
le indigna profundamente que le hayan adulterado la bebida en el bar.
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*De Fábulas-o-heces (Edición de autor, 2014)
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