domingo, 22 de septiembre de 2013

Sergio Fabián Salinas Sixtos


Sergio Fabián Salinas Sixtos nació en la Ciudad de México. Ingeniero metalúrgico por la Universidad Autónoma Metropolitana. Publicó sus primeros microrrelatos en la edición mexicana de la revista Asimov Ciencia Ficción, números. 7, 9 y 12; y la revista El oscuro retorno del hijo del ¡Nahual!, número 7. Después de abandonar la escritura por un tiempo, se reencuentra con ella y ha publicado cuentos en las antologías: Érase una vez… un microcuento (España), Cryptonomikon VI (España) y Lectures du Mexique, une anthologie vivante.



Vivir en el limbo

Tenía varias vidas gracias a Cortázar, Bolaño y los libros imposibles de Borges. A veces era un cronopio pequeñito, un detective salvaje o se perdía en los laberintos de Babilonia. Al regresar a su vida ordinaria enfermaba y sólo unas gotas de literatura lo aliviaban.


Desayuno con mermelada

La hora del desayuno; mi hermana sintoniza el noticiero en la televisión, el comentarista narra con solemnidad: "Se cayó la torre de Pisa"; seguido por una breve semblanza histórica del monumento y a otra cosa mariposa.
—Una lástima, tan bonita torre —dijo mi mamá sin dejar de untar mermelada al pan.
Papá dio un largo sorbo al café e impasible siguió leyendo el diario.
Mi hermana simuló ser una torre que caía con sonidos de onomatopeyas incluidos.
Miré la imagen de los escombros de la torre y sin saber por qué comencé a llorar.


Philadelphia derringer

La puerta se abrió, el corredor estaba iluminado por un candil solitario. El sonido de las pisadas apenas era perceptible. La representación había sido ensayada con precisión matemática. El acto más grande de su vida estaba por comenzar, el país y el mundo entero hablarían de su interpretación en los próximos días. Una cortina y el escenario, la apartó con un enérgico movimiento y John Wilkes Booth se situó frente al público y la gloria; apuntó con la pasión del histrión que cruza el umbral de la inmortalidad y disparó a la cabeza de Abraham Lincoln una solitaria bala de plomo redentor.


Lotería

Escuchó su nombre cómo quien escucha el pregón de un vendedor ambulante. Alguien le tocó el hombro y dijo que se dirigían a él, se volvió y susurró un gracias apenas perceptible. Se sintió mareado, su nombre seguía zumbando en el ambiente y los compañeros de oficina lo miraban con una mezcla de curiosidad, sorna y pena; él apenas lo notó. Se dirigió dando tumbos a su escritorio y tomó sus pertenencias. Al salir del edificio, había una nube de curiosos en torno a la puerta que lo señalaban, murmuraban y algunos tomaban fotos. El embajador lo esperaba, hizo una pequeña reverencia, él sonrió con timidez y el embajador asintió complacido. El embajador emitió una serie de sonidos que un intérprete los capturó y tradujo. Habló de la buena disposición de las culturas, de la cooperación mutua y del sentido del deber hacia los propios congéneres. Él asintió nervioso —sudaba—, su propio hedor lo avergonzó. El embajador lo palpó con sus antenas, confirmó su identidad y dijo que él era el elegido. La gente aplaudió, algunos vítores y silbidos. El embajador regresó a la cápsula que lo llevaría a la nave nodriza y él lo siguió como un cordero.


Lluvia

La niña está sentada frente a la ventana. En el exterior cae la lluvia persistente y las gotas golpean la ventana. La niña mira con tristeza el jardín azotado por la borrasca. Lilas y azucenas se tuercen y se doblan. Las gotas de agua dibujan un rostro en el vidrio. La niña sonríe, extiende sus manitas y susurra: Mamá.


Twitter: @cibernetes

5 comentarios:

Delia (Maitri) dijo...

Excelentes todos, Sergio. Con razón, formás parte de esta Antología.

Descubro en vos, un muy buen escritor.

Felicitaciones!

Anónimo dijo...

Me gustan los relatos. Muy buenos textos que por suerte el lector los sabe valorar. Saludos.

Anónimo dijo...

muy buenos relatos :)) eres un gran escritor

Anónimo dijo...

Sin duda tienes talento... Me fascina la forma en que escribes...kosa " "...

Anónimo dijo...

Orgullosa de ser su alumna tiene mucho talento...O ;-)