jueves, 7 de enero de 2021

Chris Morales

 

Chris Morales (Ciudad de México). Es actor egresado del Instituto Nacional de Bellas Artes. Ha desempeñado esta profesión desde 2005 en los múltiples proyectos de la Compañía Artística Multidisciplinaria JADEvolucion-arte A.C., que le brindó la oportunidad de llevar a escena varios de sus textos dramáticos. En el año 2007 y 2016 dos de sus obras fueron galardonadas con el premio “Víctor Hugo Rascón Banda” otorgado por la Asociación de Periodistas Teatrales. Como escritor, egresado de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), ha publicado en diversas revistas electrónicas y colaborado en las antologías Teatro de JADEvolucion-arte (2016), Mínimas perdurables (2019), Coronavirus. Antología de minificción. Literatura Contemporánea (2020), Brevirus (2020) y DiversidadES. Minificciones alternas (2020). Es coantólogo de la Antología Pequeficciones. Piñata de historias mínimas (2020). 

Actualmente imparte talleres de teatro, expresión corporal, cartonería, máscaras, títeres y de creación literaria de géneros breves.

Contacto: morachristian83@gmail.com

 

 

Por amor

 

No podía dejar que mi padre sufriera a causa de esa enfermedad crónica degenerativa. En realidad, todos le tememos al dolor. Lo bueno que la muerte le llegó casi de manera instantánea. Ahora él descansa y yo también, pues el día del atropello le quité las placas al auto.

 

 

Malas experiencias

 

Sé dónde me encuentro y lo que nos espera. Pero no soy indiferente con los que desconocen la vida de allá afuera. Así que encabezo la carrera, pero no por querer llegar primero a la meta sino para alertar a los que desean fusionarse con la célula del infierno que les espera al transformarse. Obviamente no me hacen caso y caen en la trampa del óvulo, ¡allá ellos! Yo me niego a reencarnar como humano.

 

 

Evocación

 

Hoy estaba pintando la recamara de mis padres cuando me topé de frente con el retrato de mis abuelos. Los miré fijamente a la cara: él sonriente, luciendo pícaro bigote; ella seria, hasta podría decir que un poco triste. Regresé a mi labor y terminé por pintar flores en la jardinera, gallinas en el tronco de un árbol, vacas y caballos pastando, marranos comiendo en un chiquero y mazorcas apiladas en la casa de provincia donde creció mi madre.

 

 

Sueño libre

 

Varias noches no pude dormir: tuve pesadillas. Soñé que te ibas para siempre con tu amante. Hoy, por fin se hizo verídica la acción y me quedo en la soledad de una casa grande. Más vale la certidumbre de una realidad, que un descanso perturbado.

 

 

Reflejos

 

Roberto lidiaba mucho con la soledad. “En la vida solo te tienes a ti, aprovéchate”, repetía esa frase —dicha por su psicólogo— procurando se le impregnara en lo profundo de su mente. Para poder asimilarlo, se compró un espejo de cuerpo entero y lo llevaba a todos lados con él. En el mercado, le preguntaba a su acompañante: “¿Llevamos naranjas o manzanas?”. Cuando iba al bazar, compraba dos pares de ropa. Al cocinar, le daba a probar a su inquilino para ver si ya estaba listo el platillo. Al bañarse, uno a otro, se tallaban y enjuagaban sin sobrepasarse. El respeto ante todo. Roberto, aunque varias veces tuvo ganas de tocar a su reflejo por las noches, la idea de cometer una especie de incesto, lo frenaba. Sin embargo, en una ocasión no pudo más. Vio tan hermoso, tan atractivo, tan suculento al ser que lo miraba con igual deseo. Se besaron apasionadamente, se tocaron, sintieron la piel erizada, que aumentó el placer. La fusión fue tal, que el orgasmo ocasionó que los dos se hicieran añicos. El amor quedó impregnado en los miles de trozos regados sobre la sabana.

Ahora, Roberto se hace presente en otros espejos, como reflejo de alguien más, esperando deseen su compañía y ser felices hasta que el orgasmo los separe.

 

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