Katalina Ramírez (Puebla, 1990). estudió la licenciatura en
Literatura y Filosofía y un diplomado en Edición y comercialización de libros,
el cual ella misma gestionó, en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Ha
organizado eventos masivos de fomento a la lectura, como la primera Feria del
libro infantil en Puebla, talleres de edición, entre otros. Actualmente trabaja
como editora de manera independiente con diversas editoriales. Ha impartido
clases de Literatura, y actualmente imparte la clase de Edición en la
Universidad Anáhuac. Escribe microcuentos y poemas, y ha publicado textos de
dichos géneros en seis antologías internacionales y en diversas revistas
nacionales.
Verdadera naturaleza
Las sirenas, a
diferencia de lo que cree la gente, son presas a medio digerir de peces
hambrientos; su canto, en vez de malévolo, es agonizante.
Definición de las nubes
Las nubes son
ciudades efímeras donde viven los habitantes del cielo, y sus calles y
direcciones nunca son iguales.
Los espejos
Estaba soñando que
la perseguían, como cada noche de esa semana y, como cada vez, se dio cuenta de
que era una pesadilla. Así que repitió el método que la había regresado tantas
veces al alivio de la vigilia: mirarse en un espejo y pronunciar su nombre.
Despertó pero no reconoció las sábanas ni las paredes, ni al hombre que dormía
a su lado. Algo había salido mal, había que volver a dormir; regresar y abrir
otra puerta. Después de encontrar otro espejo y repetir las letras de su
nombre, y otro espejo, y otro, y otro más, y de despertar siempre en una cama
que no era la suya, entre paredes y unos brazos jóvenes y musculosos, se
resignó a vagar entre los inextricables muros del sueño.
Fin del mundo III
Del espacio mandan
un mensaje a la Tierra: quien quiera ser salvado debe prender una luz. El orbe
parece un globo de cantoya que se enciende y se apaga.
Se enciende y se
apaga.
Se enciende y se
apaga.
Se enciende.
Se apaga.
Casa 16
Si por una combinación
desafortunada de hechos inconexos ha llegado a la casa 16 en la calle 35 de la
ciudad X, lo más sensato es seguirse de largo, pero si su curiosidad no se lo
permite y entra, es mejor que sepa que no será fácil salir. No se sabe de nadie
que lo haya logrado. Una vez adentro se encuentra en un vestíbulo con varias
puertas, piensa en salir, pero ya no recuerda por cuál ha entrado, así que abre
la que está a sus espaldas, que le parece la opción más lógica, pues no ha
hecho ningún otro movimiento. Ésta lo conduce a un vestíbulo idéntico al
anterior, y la siguiente a otro, y así sucesivamente durante horas y durante lo
que llegan a parecerle días. A estas alturas lo mejor es que se detenga en la
habitación donde se encuentra y comience a poblarla con sus objetos preciados y
conocidos. Es preferible ganar el hogar que perder la cordura.
1 comentario:
Tan joven y lo bien que escribe. Tiene un futuro enorme (De continuar el mundo, digo)
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