domingo, 23 de enero de 2011

Elizabeth Pérez Ramírez (a) gremlin



A los gremlins les encanta el desorden, la irreverencia y la improvisación, así que un buen día de fines de 2008, sin más, este que nos ocupa decidió que sería divertido escribir. Así, de la nada. Errático como todos los gremlins, navegando encontró que existe un género al que se ha dado por llamar “minificción” y, dentro del mismo, los textos llamados “hiperbreves”. Estos le fueron como anillo al dedo, dada su naturaleza impaciente y amante de lo rápido pero inteligente y, cuando es posible, también bello.


Pierna envinada

¿Qué les diría a sus hermanos? ¿Que aparte de que Santa Claus no existe para cumplir deseos, no de traer nada, sino de llevarse a su padrastro, tampoco habría cena de Navidad? Trabajan todo el día, como lavacoches, como vendechicles y como payasitos, ¿y ni siquiera cenarían, ya no pavo o esas cosas de ricos, sino lo que fuera?
Llegó el padrastro, con una botella mediada en la mano (pagada por ella y sus hermanos, claro), y por su caminar, no era la primera. Le pasó la mano por el busto incipiente y la jaló, para hacer con ella lo que siempre había hecho desde que tenía seis años, desde que su madre huyó. Pero esa noche, estaba harta. Una rebeldía imprudente y decidida se apoderó de ella. Estaban en la cocina, y su mano se cerró sobre un objeto duro antes de que el ebrio se diera cuenta…
Esa noche cenaron pierna envinada, y Santa Claus, sin advertirlo, se llevó al padrastro en el camión de la basura.


Juegos divinos

Corre a resguardar de la llovizna la ropa casi seca. Ve que cesa la lluvia y vuelve a tenderla. De nuevo empieza a caer el agua; a recoger. Desiste a la tercera vez y deja que se empape.
Por un agujero entre las nubes, los dioses llevan la puntuación: a ver quién atina más gotas a la camisa roja.


Vacaciones

Por fin, la última función antes de alejarse unos días del circo. Está emocionado: irá a conocer el Kilauea y los otros volcanes de Hawaii. Quitándose  el disfraz de tragafuegos, el cansado dragón bosteza mientras estira las alas.


Extravíos

Decía mi abue que no debe uno dormirse con sed, pero lo olvidé. El motivo es que si el alma se levanta a tomar agua, se la puede comer un gato.
Me acordé al verlo pasar y me escondí en el primer agujero que se me apareció; el problema es que ahora no hallo mi cuerpo.


Control de Calidad

—¡Ah que m’ijo tan idiota! ¿Cuántas veces le he dicho que no todo lo que brilla es oro? ¡Apréndaselo! ¡Cuando asalte a alguno, fíjese bien! ¿Pa’qué queremos tanta mercancía pirata?


Página web: El sitio del gremlin

3 comentarios:

Elisa dijo...

Sólo conocía el tercero, es un placer leer cuentos del gremlin y Pierna envinada y Juegos divinos me han gustado tanto como me gustó Vacaciones en su momento. Lo de los dioses apuntando a la camisa es genial.
Saludos.

Anónimo dijo...

En tus textos esta presente la denuncia, pero tambien un fino húmor que hace de la sonrisa una caligrafía exacta. Un abrazo Rub

Anónimo dijo...

Un placer haber encontrado este enlace.
Pierna envinada, está muy bueno y tiene razón senddero, hay un fino humor detrás de la tragedia.
Saludos, miriam chepsy.