viernes, 15 de junio de 2018

Joanna Ruvalcaba


Joanna Ruvalcaba es una dramaturga mexicana que ha trabajado tanto en teatro como en cortometrajes de terror. Estudió Literatura Dramática y Teatro en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Algunas de sus adaptaciones teatrales son Yerma, obra original de Federico García Lorca; La Numancia, de Miguel de Cervantes Saavedra; y La Flor de España, basada en la novela Carmen de Prosper Mérimée. Participó como guionista y asistente de dirección en cortometrajes de terror tales como MIMO y Solos de la compañía independiente Spartans Films. Escritora de novelas como Ciudades Hermanas y El Reino del Lago, desde muy joven ha explorado otras formas de escritura tales como la poesía y la minificción.



REC. Clic.

REC. Ulises no me cree, pero van quince días de luces que se apagan y puertas que se
abren. Clic.
REC. Hay alguien en la casa. Me siento observada. Hay algo en el sótano. Clic.
REC. Amanda no está. Decía algo sobre seres en el sótano y yo... ¿Amanda?... ¡¿Amanda?!... Clic.
REC. Amanda está muy nerviosa. La limpia no sirvió de nada. Toda la casa suena. Clic.
REC. A pesar de las pistas, la pareja jamás sospechó que yo fuera un asesino y no un fantasma. Veamos qué hace la policía. Clic.


Presunción

Una vez un atleta, un filósofo y un hombre de negocios cenaban juntos. Al poco tiempo, los tres estaban presumiendo sus habilidades. Eran el mejor atleta, el más sabio filósofo y el hombre más rico de la ciudad; sin embargo, al terminar la cena, los tres estaban seguros de que les faltaba algo para ser felices.


Tomen precauciones

Reportes recientes parecen confirmar la existencia de seres antropomorfos más allá de las costas septentrionales, así como su naturaleza maligna. Hoy, las excéntricas historias conspiracionistas respecto a sus supuestas acciones ocultas contra nuestra existencia, se han convertido en una alarmante posibilidad. Si las teorías son ciertas —como apuntan los recientes descubrimientos— todos nuestros males, desde el cáncer hasta el cambio climático y el encallamiento de ballenas, serían causados por estos seres. No sabemos si su maldad es nata, por lo que tampoco se ha podido determinar su nivel de violencia.
Les aconsejamos prudencia y no salir del agua. Repito. No salgan del agua a menos de un kilómetro de tierra firma. Se aconseja igualmente a hombres y mujeres que naden en grupo y que se alejen lo menos posible de la ruta migratoria de animales grandes como ballenas y orcas. Los mantendremos informados.


Marina

Aquella chica sólo conocía el mar y la arena. Jamás en su vida había tocado la tierra ni el concreto ni, mucho menos, la nieve. Había escuchado, sin embargo, historias de tierras lejanas donde todo a lo lejos era blanco y que el cielo se confundía con las montañas; lugares donde la lluvia convertía la tierra en lodo y otros, donde el sol la hacía polvo; países donde la gente amanecía entre nubes frías que ocultaban a la tierra misma. Y esa chica soñaba con ser raptada por un grupo de piratas que la volvía su intérprete y la llevaba a conocer el mundo.
Nunca fue robada por piratas, ni consiguió dinero suficiente para viajar, pero describió los lugares increíbles con los que soñaba y, ya muy viejita, le regalaron una computadora con la que pudo asombrarse con los paisajes de todo el mundo.


Adiós, mi amor

—Toca algo. Extraño esas melodías que improvisabas con acordes tristes.
—¿Por qué te gustaban si eran tan tristes?
—No lo sé. Supongo que eso soy melancólica. Extraño siempre los buenos tiempos pasados que nunca viví, como el amor cortés de la Edad Media, o los duelos por amor del Romanticismo. Extraño esas tierras lejanas que no conozco y las melodías que nunca volverás a tocar, porque las inventaste en el momento. Nacieron de tus dedos y las teclas del piano ya no recuerdan. Todas son iguales y sólo las distingue el amor del panista. Toca algo, por favor. Quiero añorar una melodía nueva que me recuerde cuando vivías.



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