viernes, 29 de abril de 2011

Hugo López Araiza Bravo


Hugo López Araiza Bravo nació en la Ciudad de México en 1989, de la que ha salido un montón de veces, pero en la que se ha quedado. Cuentista, taekwondoí y adepto de la literatura y de la música, ha dedicado su corta vida a seguir sus obsesiones. Le iba bien en la escuela, pero siempre tuvo problemas por leer en clase. Publicó su primer cuento a los nueve años (dizque) y ha publicado constantemente desde el 2006 en la revista-club La Pluma del Ganso. Fue víctima sobreviviente del 4º Virtuality Literario Caza de Letras 2010, gracias a lo cual su primer libro, Infinitas cosas (Alfaguara, 2011) fue publicado. Resultó ganador del Concurso de Antología de Microcuentos convocado por la Universidad Iberoamericana de León y del X Concurso de Cuento Letras Muertas, convocado por la UNAM con motivo de la Megaofrenda 2009. Ese mismo año descubrió Ficticia y sigue perdido entre sus calles. Actualmente estudia filosofía en la UNAM y está encargado de la sección de columnas de la revista Migala.



La bala*

La bala rompió el griterío desordenado de los machetazos ciegos, se abrió paso entre el rojo escándalo de herraduras y huaraches, penetró la pared de la agencia municipal, atravesó zumbante la oficina, desordenó todos los papeles, dejó un hoyo limpio en la silla de cuero del finado alcalde, persiguió al secretario que había logrado esconderse tras las cortinas, emergió triunfante a través de las puertas de doble aldaba, cruzó la plazuela del quiosco, despeinó las filas de arrayanes, espantó a las palomas que picoteaban la sanguinolencia desparramada en el empedrado, desgajó las baldosas de la pulquería, tronó cada uno de los jarros de curado de guayaba, salió en explosión de astillas por la ventana del retrete, recorrió el callejón del mercado negro, entró por la fuerza en la covacha de Mamá Carlota, apagó las lamparitas chinas del balcón de las hamacas y se fue a mezclar con las entrañas de Jacinto Rodríguez, comandante en jefe de las Fuerzas Insurgentes de Chuliapan, quien, tras haber comprendido que el último foco de la resistencia de los Altos sería devastado por la montada, había decidido pasar sus últimos minutos hundido en el regazo de su puta preferida.


Cinceladas

Tras meses de entrenamiento, el aprendiz logró ver al ángel atrapado en el mármol. Tomó el cincel y martilló hasta tener su figura bien definida, a unos milímetros de tocar su carne. Pero la piedra se agrietó. El ángel extendió sus alas, se sacudió los guijarros y emprendió el vuelo sin más.
―No te preocupes ―lo consoló el maestro escultor―, a todos se nos escapa el primero.


Tú no eres quien yo espero

Justo antes de que llegara a la ventana, Rapunzel sacudió su trenza hasta hacer caer al príncipe al vacío. Lo mismo sucedió con los siguientes pretendientes. La bruja se inflaba de orgullo por el comportamiento ejemplar de su protegida. Hasta que un día llegó una princesa.


Cotidiano

Aquel día se despertó invisible. No se alarmó. Se vistió, bebió una taza de café y tomó el metro hacia la Secretaría. Pasó la jornada enterrado en trámites ajenos. Volvió a casa cuando todos dormían. A la mañana siguiente, se despertó visible. Todo transcurrió exactamente igual.


Strip tease

Se agachó sensualmente y se arrancó la piel. Sólo quedó el escenario.


Contacto: miunone@yahoo.com.mx
*Agradecemos al autor y a editorial Alfaguara las facilidades para la publicación de los textos.

3 comentarios:

Un tipo dijo...

Buenísimos todos. Gracias por compartir.

La imagen de "Cinceladas" es fantástica.



Saludos.

LaLa dijo...

"Cinceladas" Mi favorita del libro.

Saludos

Eduardo Mancilla dijo...

Me gustó mucho como describes las situaciones más compleja. Abrazo desde Rosario Argentina.