Adriana Otero. Estudió
Comunicación en la FES Acatlán. Ha tomado cursos de Creación de Puppets para Stop Motion, Maquillaje de horror, Curso de
Creación de Cuento y Diplomado en Literatura. Actualmente es
Social media manager, producción de video y fotografía. En el 2012, comenzó un blog sobre horror y ciencia
ficción llamado Mucho Miedo Mx. En el 2014,
dos minificciones (“Sin Luz”, “A la medianoche”) fueron seleccionadas para ser
parte de una antología titulada “#CuentosBreves de TERROR Hispanoamericanos”,
disponible en Amazon Kindle. En el 2016, auto-publicó su antología “Evocaciones
Lóbregas” compuesta por 14 cuentos de horror.
Contacto: aadri.otero@gmail.com
Danzas
Danzando sobre
sus puntas, los demonios entran en la habitación con movimientos gráciles. El
radio aumenta gradualmente el volumen inundando el ambiente. En su frenesí,
agitan sus alas olvidando que están rotas. Intercambian sonrisas y miradas al
dar giros. La música es interrumpida por sus siniestras carcajadas. En el piso
de arriba, una familia se abraza en una esquina esperando el amanecer para la
llegada del exorcista.
Último baile
El salón quedó
en tinieblas por unos segundos. Las flamas de las velas se erizaron nuevamente
iluminando el rostro de la Muerte. Flotando delicadamente, se acercó a la joven
invitándola a disfrutar una última pieza de baile. El tiempo perdió el ritmo.
Ella, hipnotizada por las oscuras cuencas, no sentía su piel quebrándose.
Fragmentos de su cuerpo creaban un remolino que envolvía a la pareja, hasta que
juntos se desvanecieron.
La piedra
El punto verde
en el centro diferenciaba a esta piedra de las demás. Pequeño y brillante
lograba hipnotizarlo. Pasó su dedo sobre la mancha en la superficie lisa. A
punto de tirarla, sintió una ligera vibración. La dejó en el suelo observándola
fijamente. Rosado y bañado en una substancia verde, una criatura emergió del
diminuto agujero. ¿Un bicho? No. El ser crecía rápidamente hasta alcanzar el
tamaño de una sandía, sus patas se multiplicaron, sus alas se extendieron
mientras lanzaba un grito agudo. Otras piedras comenzaron a temblar. Las
criaturas estaban por doquier aullando, habían esperado este momento durante
siglos. La invasión se puso en marcha.
Melodía
Tomaba aire y
comenzaba de nuevo. Debía salir perfecta, su espíritu no aceptaba errores. Una
nota tras otra, el piano aturdido las emitía de memoria… ¡La pausa abrupta
desgarraba la melodía! ¡Qué difícil es concentrarse cuando se tiene a alguien
gritando en el sótano!
Maquillaje
Frente a las vitrinas
y a las ventanas de los automóviles. Se miró hasta en los charcos creyendo que
el espejo se burlaba de ella. Todos sus reflejos la insultaban con un rostro
que no era el suyo. Debía deshacerse de esa intrusa grosera.
Las personas en la plaza se congelaron. Atónitas observaban a la mujer
dibujarse unas enormes cejas y nuevos labios con una navaja. Algunos se
desmayaron cuando comenzó a delinearse los ojos.
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