miércoles, 10 de marzo de 2021

Adriana Otero

 

Adriana Otero. Estudió Comunicación en la FES Acatlán. Ha tomado cursos de Creación de Puppets para Stop Motion, Maquillaje de horror, Curso de Creación de Cuento y Diplomado en Literatura. Actualmente es Social media manager, producción de video y fotografía. En el 2012, comenzó un blog sobre horror y ciencia ficción llamado Mucho Miedo Mx. En el 2014, dos minificciones (“Sin Luz”, “A la medianoche”) fueron seleccionadas para ser parte de una antología titulada “#CuentosBreves de TERROR Hispanoamericanos”, disponible en Amazon Kindle. En el 2016, auto-publicó su antología “Evocaciones Lóbregas” compuesta por 14 cuentos de horror.

Contacto: aadri.otero@gmail.com 

 

 

 

Danzas

 

Danzando sobre sus puntas, los demonios entran en la habitación con movimientos gráciles. El radio aumenta gradualmente el volumen inundando el ambiente. En su frenesí, agitan sus alas olvidando que están rotas. Intercambian sonrisas y miradas al dar giros. La música es interrumpida por sus siniestras carcajadas. En el piso de arriba, una familia se abraza en una esquina esperando el amanecer para la llegada del exorcista.

 

 

Último baile

 

El salón quedó en tinieblas por unos segundos. Las flamas de las velas se erizaron nuevamente iluminando el rostro de la Muerte. Flotando delicadamente, se acercó a la joven invitándola a disfrutar una última pieza de baile. El tiempo perdió el ritmo. Ella, hipnotizada por las oscuras cuencas, no sentía su piel quebrándose. Fragmentos de su cuerpo creaban un remolino que envolvía a la pareja, hasta que juntos se desvanecieron.

 

 

La piedra

 

El punto verde en el centro diferenciaba a esta piedra de las demás. Pequeño y brillante lograba hipnotizarlo. Pasó su dedo sobre la mancha en la superficie lisa. A punto de tirarla, sintió una ligera vibración. La dejó en el suelo observándola fijamente. Rosado y bañado en una substancia verde, una criatura emergió del diminuto agujero. ¿Un bicho? No. El ser crecía rápidamente hasta alcanzar el tamaño de una sandía, sus patas se multiplicaron, sus alas se extendieron mientras lanzaba un grito agudo. Otras piedras comenzaron a temblar. Las criaturas estaban por doquier aullando, habían esperado este momento durante siglos. La invasión se puso en marcha. 

 

 

Melodía

 

Tomaba aire y comenzaba de nuevo. Debía salir perfecta, su espíritu no aceptaba errores. Una nota tras otra, el piano aturdido las emitía de memoria… ¡La pausa abrupta desgarraba la melodía! ¡Qué difícil es concentrarse cuando se tiene a alguien gritando en el sótano!

 

Maquillaje

 

Frente a las vitrinas y a las ventanas de los automóviles. Se miró hasta en los charcos creyendo que el espejo se burlaba de ella. Todos sus reflejos la insultaban con un rostro que no era el suyo. Debía deshacerse de esa intrusa grosera.

Las personas en la plaza se congelaron. Atónitas observaban a la mujer dibujarse unas enormes cejas y nuevos labios con una navaja. Algunos se desmayaron cuando comenzó a delinearse los ojos.

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