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lunes, 9 de noviembre de 2020

Alejandro Gutiérrez

 


Alejandro Gutiérrez (Ciudad de México, 1995). Tesista egresado de la Licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas de la UNAM, apasionado por la minificción y la Medicina. No tiene publicado ningún libro aún, y tampoco ha terminado cabalmente ninguna licenciatura. Es, por ahora, sólo una promesa, una pequeña semillita que germinará, con los cuidados del tiempo, en un frondoso árbol.

 

 

 

Risperidona

 

Disfruto mucho estar en compañía de mis dos mejores amigos: Cuatrocientoscuarentaydós y Viernesábado. Los tres pasamos la noche contando historias y jugando a los monstruos. Me encanta ver cómo se transforman, me encanta ver cómo bailan, cómo ríen, cantan. Aunque me vuelve loca probarlos, sentir su aroma, contemplar sus formas, sé también que ninguna pijamada dura para siempre. Y está a punto de amanecer. Ya es tiempo de que se vayan: me tengo que tomar esa pastilla que me recetó el doctor.

 

 

El tiempo

 

El tiempo es un pequeño viejecillo que porta unos anteojos redondos pasados de moda. Se graduó con honores de la Facultad de Medicina y, actualmente, es un especialista en resolver toda clase de padecimientos, entre los cuales destaca, por supuesto, el mal de amores. En el momento en el que te encuentras roto, un ordenanza corre a avisarle. Así él, con toda la destreza y sigilosidad aprendidas per saecula saeculorum, va a quitarte una por una, día con día, las penas que te afligen, hasta que tu equipaje se vuelve tan ligero que puedes volver a andar por ti mismo una vez más.

 

 

Microrrelatos

 

Llegó a su casa con el ocaso. Fatigado, se recostó en su cama, justo al lado de la mesa de noche y abrió el libro. —¡Al fin! —exhaló con satisfacción. Pronto comenzó a leer los microrrelatos, dando vuelta a la páginas con entusiasmo, sin percatarse de un sutil rubor en la pasta de su ejemplar. Con gran empeño, los microrrelatos intentaban disimular el bochorno, pero, al igual que el hombre, también habían estado esperando todo el día para leerlo a él.

 

 

Big Bang

 

Con ella comenzó el tiempo. Antes, no existía más que un punto solitario en medio de la nada. Sólo una singularidad primitiva, con cierto nombre parecido al mío, habitaba las penumbras de infinita oscuridad.

 

 

Desfase

 

Hoy siento que las cosas no encajan unas con otras. Todo parece haberse desfasado, y por menos de medio centímetro, por menos de un segundo, los puntos de unión entre un elemento y otro, de una vida con otra, no embonan, por más esfuerzo que uno empeñe. Yo mismo no me puedo acomodar en ningún sitio. Golpeo una y otra vez con el borde más angosto de mi cuerpo, sin éxito. Golpeo con ese borde que se degasta con cada intento, pero que no cede jamás a que las cosas vuelvan a encajar unas con otras.

 

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