Joanna Ruvalcaba es una dramaturga mexicana que ha trabajado tanto en
teatro como en cortometrajes de terror. Estudió Literatura Dramática y Teatro
en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
Algunas de sus adaptaciones teatrales son Yerma, obra
original de Federico García Lorca; La Numancia, de
Miguel de Cervantes Saavedra; y La Flor de España,
basada en la novela Carmen de
Prosper Mérimée. Participó
como guionista y asistente de dirección en cortometrajes de terror tales como MIMO y Solos de la
compañía independiente Spartans Films.
Escritora de novelas como Ciudades Hermanas y El Reino del Lago,
desde muy joven ha explorado otras formas de escritura tales como la poesía y
la minificción.
REC. Clic.
REC. Ulises no me cree, pero van quince días de luces que
se apagan y puertas que se
abren. Clic.
REC. Hay alguien en la casa. Me siento observada. Hay algo
en el sótano.
Clic.
REC. Amanda no está. Decía algo sobre seres en el sótano y
yo... ¿Amanda?... ¡¿ Amanda?!... Clic.
REC. Amanda está muy nerviosa. La limpia no sirvió de nada. Toda la casa
suena. Clic.
REC. A pesar de las pistas, la pareja jamás sospechó que yo fuera un asesino y no un fantasma. Veamos qué hace la policía. Clic.
Presunción
Una vez un atleta, un filósofo y un hombre de negocios
cenaban juntos. Al poco tiempo, los tres estaban presumiendo sus habilidades.
Eran el mejor atleta, el más sabio filósofo y el hombre más rico de la ciudad;
sin embargo, al terminar la cena, los tres estaban seguros de que les faltaba
algo para ser felices.
Tomen precauciones
Reportes recientes parecen confirmar la existencia de seres
antropomorfos más allá de las costas septentrionales, así como su naturaleza
maligna. Hoy, las excéntricas historias conspiracionistas respecto a sus
supuestas acciones ocultas contra nuestra existencia, se han convertido en una
alarmante posibilidad. Si las teorías son ciertas —como apuntan los recientes
descubrimientos— todos nuestros males, desde el cáncer hasta el cambio
climático y el encallamiento de ballenas, serían causados por estos seres. No
sabemos si su maldad es nata, por lo que tampoco se ha podido determinar su
nivel de violencia.
Les aconsejamos prudencia y no salir del agua. Repito. No
salgan del agua a menos de un kilómetro de tierra firma. Se aconseja igualmente
a hombres y mujeres que naden en grupo y que se alejen lo menos posible de la
ruta migratoria de animales grandes como ballenas y orcas. Los mantendremos
informados.
Marina
Aquella chica sólo conocía el mar y la arena. Jamás en su
vida había tocado la tierra ni el concreto ni, mucho menos, la nieve. Había
escuchado, sin embargo, historias de tierras lejanas donde todo a lo lejos era
blanco y que el cielo se confundía con las montañas; lugares donde la lluvia
convertía la tierra en lodo y otros, donde el sol la hacía polvo; países donde
la gente amanecía entre nubes frías que ocultaban a la tierra misma. Y esa
chica soñaba con ser raptada por un grupo de piratas que la volvía su
intérprete y la llevaba a conocer el mundo.
Nunca fue robada por piratas, ni consiguió dinero
suficiente para viajar, pero describió los lugares increíbles con los que
soñaba y, ya muy viejita, le regalaron una computadora con la que pudo
asombrarse con los paisajes de todo el mundo.
Adiós, mi amor
—Toca algo. Extraño esas melodías que improvisabas con
acordes tristes.
—¿Por qué te gustaban si eran tan tristes?
—No lo sé. Supongo que eso soy melancólica. Extraño
siempre los buenos tiempos pasados que nunca viví, como el amor cortés de la
Edad Media, o los duelos por amor del Romanticismo. Extraño esas tierras
lejanas que no conozco y las melodías que nunca volverás a tocar, porque las
inventaste en el momento. Nacieron de tus dedos y las teclas del piano ya no
recuerdan. Todas son iguales y sólo las distingue el amor del panista. Toca
algo, por favor. Quiero añorar una melodía nueva que me recuerde cuando vivías.
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