Javier
Zúñiga Monroy. Narrador.
Puebla, Pue. México (1975-2023) Ha publicado en diversas revistas y suplementos literarios de publicaciones
periódicas. Profesor de literatura erótica y editor. Realizó estudios de
Lingüística y literatura hispánica en la BUAP. Tiene publicado el libro Perdurable Memoria (Estratega Ediciones, 2008), conjunto de mini ficciones y
relatos experimentales. Ha sido incluido en la antología Alebrije de palabras: Escritores mexicanos en breve (BUAP, 2013).
Mandraco
La necedad es la necedad en todas las épocas.
Cuentan que Mandraco,
pariente muy lejano de Ícaro, quiso reintentar el vuelo. Consciente del fracaso
de su antecesor tomó clases de natación y buceo, además de proveerse de equipo
aerodinámico y actual. Esperó un día sin nubes y viento escaso. Sabía que el
sol no podía deshacer sus alas de platino recién lustrado, ese era mito para
niños. Los propulsores elevaron su frágil cuerpo. Mandraco voló y tuvo la
oportunidad de reírse de Ícaro, el caduco Ícaro. La fricción, contra las capas
superiores de la atmósfera, lo envolvió en un destello y así, a medio tostar,
cayó al mar tranquilo y translúcido del Caribe. Resignado puso en práctica las
clases de natación. Pensaba en otra oportunidad.
No contó con los
tiburones.
Lázaro
Cuando Lázaro me preguntó sobre la existencia
de un mundo fantástico, le dije que mirara a nuestro alrededor. Luego, de común
acuerdo, ambos despertamos.
Ángel
caído XXVII
Bebí más de la cuenta. Juro que el brindis lo
planeó mi Padre para celebrar el acomodo de los mares y la tierra, la
separación de la oscuridad y la luz. Él era quien nos servía enormes copas de
vino oscuro y dulce. Él era quien nos provocaba con su chocarrera desfachatez
de jactarse de sus poderes de creación, y luego dijo que los demás somos los
orgullosos y pretensiosos. Juro que las tres cachetadas que le di fueron sólo
para bajarle los aires de vanidad que nos ahogaban en el cielo.
La reunión se fue al
desastre después de eso. Fui arrojado de cabeza al abismo.
Hay quien dice que ya todo estaba planeado,
como la invención del vino; otros dicen que la semilla de la rebeldía ya estaba
en mis carnes.
Yo aseguro que si no
fuera por el vino, hubiera podido tolerar su arrogancia, como ya lo había
soportado durante siglos. Bendigo la intolerancia de mis genes.
De nada me
arrepiento.
Honradez
Alerta, se encontró el cerrajero capaz de
devolver el hermetismo a la caja de Pandora. Favor de regresar todos los males
a su legítimo dueño. Prohibido quedarse alguno: son propiedad privada.
Averno
Cerbero, permite el ingreso al infierno del
Dragón, para que al fin more allí algo que no sea fantasía.
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