Nació en 1991 en la Ciudad de México. Escribe casi desde entonces. Se encuentra antologada en Alebrije de palabras: Escritores mexicanos en breve (BUAP, 2013).
Vértigo cotidiano
Las nubes flotaban encima de
nuestra casa; rosaban el tejado. Blancas, suaves y copiosas, se dejaban
arrastrar por el viento y desparramaban su sombra sobre nosotros, como un
rebaño inalcanzable de globos. Dejaban un rastro apenas perceptible de humedad en
la superficie del techo oxidado. El reloj, el sol, el viento, el maullido de la
gata, todo marcaba las seis. Frente a la ventana abierta, Flay y yo nos
tendimos sobre los camastros y vimos pasar las nubes. Poco a poco la luz se
volvió más tenue y el aire más helado. Vimos aparecer uno tras otro los luceros
silvestres. Los cantos y los rugidos de la tierra despertaron al perro. Mamá y
papá cerraron las puertas con llave. El perro se puso a ladrar, presa del
vértigo y del miedo. Las luces artificiales inundaron la casa. Papá ordenó que
cerráramos la ventana. Cuando nos acercamos, percibimos el olor a hierba y
flores muertas. Poco a poco la casa descendió hasta tocar la tierra.
La noche de Asterión
Lentamente se oscurece el
cielo y la mirada del minotauro extiende un manto de estrellas sobre la tierra.
Estrellas de agua solidificada y núcleo de perla. El suelo se estremece. Hace
frío. La soledad y la noche son impenetrables. Sentado en su trono, el
minotauro cierra los ojos. Recoge poco a poco las estrellas, y vuelve a emerger
la luz que lo petrifica.
Selva
Él camina rápidamente entre
los callejones. Cada pisada vuelve las calles más estrechas. De pronto pasa de
sentirse perseguido a saberse acorralado. Siente cómo se cimbra el asfalto. Se
arrodilla junto a un rebosante bote de basura. Bajo sus patas se estremece la
textura caliente del pavimento. Con la cola se impulsa y trepa ágilmente por el
muro de un edificio. Detrás de él, los leones, decepcionados, se alejan en sus
Ferraris rojos y nuevos.
Son solo palabras
Las palabras están encima de
la mesa. Tomo algunas y las ordeno por tamaño, color y circunstancia. Me las
paso por los labios. Compruebo las texturas y los aromas. Las dejo reposar. Se
mueven y se juntan unas con otras. De la mezcla emerges tú. Mi sombra se
ilumina sobre la mesa y baila. Ella y tú se vuelven una llama morada. Hace
mucho calor, pero son sólo palabras.
Sobre tumbas
·La historia de una tumba
abierta en la que una vez cupimos tú y yo. Pero ya no, así que vete.
·Te lo confieso ahora:
cuando nos enterraron juntos, tenía ganas de matarte.
·Cuando logró salir del
cajón, entendió que el olor a tierra no venía de afuera, sino de sus propios
pulmones.
· "Uno no debería ver morir a sus
mascotas" pensó el perro cavando muy profundo, para que el niño no tuviera
frío.
·No dejó de visitar a su
esposo ni siquiera cuando lo encontró en la tumba con otra.
·Si te da miedo, no dudes en
gritarme. Si no te escucho, no dudes en morir, porque ya estarás enterrado.
·Viejo, creo que somos un
mal ejemplo para los niños: tú eres saqueador de tumbas, yo soy necrófila y,
bueno... ellos están muertos.
Excelentes micros.
ResponderEliminarExcelentes cuentos.
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