Jorge Oropeza (1968). Nace en la Ciudad de México. Por encima de cualquier profesión, le gusta decir que es un dedicado y apasionado Lector. Y aunque su adolescencia se ve fuertemente influida por el I Ching, Jalil Gibrán, Nietzche, Sábato, Cortázar y Borges, hoy en día disfruta y devora casi cualquier libro que logre atraparlo en los primeros 10 minutos, ya que cree fervientemente en que los libros lo escogen a uno y son capaces de transformar la vida.
Hereda de su padre el gusto por las computadoras (cuando todavía eran modernas y novedosas), y se titula como Licenciado en Informática en la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha sido catedrático y posee una maestría en Educación, buscando hacer comprensible la tecnología a todos los niveles.
Su vida profesional la ha dedicado a dirigir áreas de tecnología para empresas, pero siempre ha encontrado el espacio para recorrer en forma paralela el arte, aprendiendo en su camino la música (melómano, compositor e intérprete), la actuación, la danza y, por supuesto, el oficio de escribir. Ha participado durante más de 10 años en el portal Ficticia como autor, tallerista y jurado del concurso mensual de minificciones. También ha formado parte de talleres de escritura, el más reciente a cargo de Mónica Lavín.
Después del Necronomicón
Solo cuando terminó de leer el Necronomicón, aquél libro sobre demonios más antiguos que el recuerdo de los hombres, comprendió los sueños de horror que lo perseguían siempre. También comprendió el porqué de las manchas de sangre y sus ropas desgarradas en las mañanas, y esa sonrisa demoniaca que el espejo le devolvía todos los días.
Igualdad, libertad y fraternidad
No era el sabor del café y el pan dulce lo que hizo que las tropas villistas y zapatista entraran por la puerta del café porfiriano de moda. Tampoco eran las mujeres jóvenes y tímidas de blanco delantal que atendían tras la barra. Era la sensación de igualdad y justicia, de poder hacer lo mismo que los burgueses.
Cuando el fotógrafo escuchó esto de los soldados, apenas pudo contener el temblor de sus manos al disparar la foto y captar aquellos combatientes en traje de campaña, con su taza blanca al frente; imaginó aquélla imagen dando la vuelta al mundo, proclamando el sueño de un México revolucionario.
Sin embargo, su editor pensó diferente, y solo puso como pie de foto: "Revolucionarios Desayunando en Sanborns".
Dios.com
El mundo recibió con desconfianza el Portal en Internet que anunciaba ser creado y atendido por el mismísimo Todopoderoso. Sin embargo, conforme los milagros fueron conociéndose, la gente sintió tocadas las fibras más intimas de su ser, y una nueva ola de fe nació. Sonriente, el demonio respondía todos los mensajes que llegaban hasta el Portal; por fin había logrado revivir la vieja quimera de que Dios existía.
Sitio web: El vacío que vincula
Sitio web: El vacío que vincula
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ResponderEliminarBueno y con muchas lecturas Dios.com
ResponderEliminarRubén García García
Yo conoci a esta persona y hay dos cosas que no tiene la primera obiamente es cabello y la segunda es liderazgo carece de toda objetividad, su Carrera professional es un fiasco bien deberia dedicarse a la musica cantando en el transporte publico.
ResponderEliminarExcelente persona, exitoso o no siempre una mente activa con muchas ideas y cosas buenas para compartir.
ResponderEliminarEste wey tiene las 3 "P"
ResponderEliminarPelón
Perdedor
Pendejo