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miércoles, 26 de enero de 2011

Diana Raquel Hernández Meza


Nací en 1985, veintidós días antes del terremoto que cambió para siempre la fisionomía y la vida de la Ciudad de México. Sin ser consciente entonces de este hecho, es el mejor pretexto que tengo para tratar de explicar la compleja interrelación que existe entre esta monstrua y sus habitantes, yo incluida. Muy temprano me aficioné a la lectura y a la ópera; un poco después, a la escritura y la fotografía, cuatro pasiones que comparto indistintamente con la medicina. Durante mi paso por la Escuela Nacional Preparatoria número 8 participé en un taller de creación literaria. El resultado de aquella experiencia fue una publicación impresa (Los adolescentes escriben II, Universidad Nacional Autónoma de México, 2003) en la que colaboré con cuatro textos. Actualmente formo parte de Médicos mexicanos por la cultura y el arte y administro el sitio Sirena varada. Un micro mío aparece en El libro de los seres no imaginarios (Minibichario) (Ficticia Editorial, 2012). Allí todos somos como el sueño aquel en que a Casona se le ocurrió que Ricardo conocería y se enamoraría de Sirena, dando paso a la realidad.




Diluvio

Sólo necesito un día más de llanto y lo habré superado, se dijo Dios.



Celos

Suena el teléfono. Ella contesta.
―Sí, estoy con él.



El Beso


―El último de la noche, amada mía ―dijo él.

Acto seguido, el féretro fue sellado.



Amanecer


Anoche, la marea subió y perdí toda orientación. A mi alrededor todos hablan; escucho a los pescadores acercándose. No puedo abrir los ojos; siento tirones por todas partes. Tal vez sea una pesadilla: no tenía contemplado despertar en una pecera.




Objetos


Debo decir que todo comenzó con una serie de sucesos extraños: la desaparición de un calcetín, quedando únicamente su par; mi pluma favorita se perdía sin razón, pero al paso de unos días regresaba a su lugar. En el trabajo, no encontraba mi bata en el estante, del que solo yo tenía llave; los anillos de matrimonio recién reemplazados, también decidieron rodar por su cuenta.
Ahora debo andar por ahí.


Sitio web: Sirena varada

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